lunes, 19 de diciembre de 2022

BREVE COMENTARIO PERSONAL DE LECTURAS (NIVEL 2)

 LAS CONFESIONES DE UN PEQUEÑO FILÓSOFO, DE AZORÍN.

SINOPSIS:


Se trata de una narración acerca del propio Azorín, ya que él mismo cuenta cómo fue lo que recuerda de infancia, hasta que fue al colegio. En el colegio, Azorín tenía algún que otro recuerdo borroso de lo que ocurría en ese lugar. Él siempre solía levantarse a las 5 de la mañana para poder ir a la escuela. 


Cuando ya era un adulto, sentía un cierto amor hacia una chica de su escuela, pero ella ya esta casada con otro hombre y vive en una casa oscura.


OPINIÓN PERSONAL:


José Martínez Ruiz, Azorín
Me ha resultado un libro fácil y sencillo de leer, había una parte del libro que me recordaba mi propia experiencia siempre; y es cuando dice: “Volvía una hora o media hora después de haber cenado todos.” Y es que cuando yo llegaba esa media hora o una hora tarde a mi hogar, mi familia ya había cenado sin siquiera esperar a que yo llegara del sitio del que viniera.


También me gustó la parte donde, en su infancia, iba de camino al colegio, porque decía que sus recuerdos eran un poco confusos y un poco caóticos.


Azorín siempre veía marchar a todos los estudiantes del colegio y él siempre se quedaba solo en la escuela, cosa que a mi no me hubiera gustado imaginar.


FRAGMENTO QUE MÁS ME HA GUSTADO:


- A ver, Azorín -me dice el profesor cuando hemos bajado al aula-, salga usted.


Yo salgo en medio de la clase y me dispongo a decir el cuadro de la sílice:


- La sílice se divide en dos: primera, cuarzo; segunda, ópalo. El cuarzo se divide en hyalino  y en litoideo…


Al llegar aquí ya no sé lo que decir, y repito dos o tres veces que el cuarzo se divide en hyalino y litoideo; el profesor conviene en que, efectivamente, es así. Yo vuelvo a callar. Estos momentos de silencio son tremendos, abrumadores; parecen siglos. Por fin, el profesor pregunta:


- ¿No sabe usted más?


Yo le miro con ojos atontados. Y entonces el dice dice terriblemente:


-Esta bien, señor Azorín; esta tarde me dejará usted la merienda.


Y yo ya sé cuando descendamos al comedor que he de llevar humildemente mi platillo con la naranja o las manzanas a la mesa presidencial.


La verdad me gustó el libro desde la página 45 hasta 61.

  

                                                                              Natalia Sarmiento Barrios, N2 AT

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