El Árbol de la Ciencia, de Pío Baroja, escritor vasco nacido el 28 de diciembre de 1872 en San
Sebastián, es un libro editado por primera vez en 1911, durante una de las
épocas más convulsas de España. Cabe caracterizar dicha etapa por la pérdida de
las últimas colonias que España posee en EEUU, en una guerra breve debido a la
inferioridad numérica y armamentística de nuestro país. España pierde su valor
como imperio y esta serie de circunstancias hace que cierto grupo de
intelectuales nacionales vivan una especie de despertar literario. El analfabetismo,
la desigualdad social, la incultura, la corrupción, el atraso con respecto a
otros países europeos en cuanto a desarrollo e investigación, etc., hace de
nuestro país un lugar donde las diferencias sociales se acrecientan hasta
límites exagerados.
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Cubierta del libro |
Hablamos de la generación del 98, en la que
podemos encontrar autores como Pío Baroja, José Martínez Ruiz (Azorín) o Miguel
de Unamuno entre otros, que tratan de aportarnos una visión realista de la
situación a través de una serie de escritos críticos, casi autobiográficos,
mostrando su seria preocupación por la crisis que atraviesa el país a nivel
moral, social y cultural.
En este libro podemos encontrar toda una serie de
ejemplos sobre estos acontecimientos, de la mano del protagonista, Andrés
Hurtado y un amplio elenco de personajes que completan la obra de forma
sencilla y muy concreta. El Árbol de la Ciencia nos abre una ventana para
conocer cómo era la España de finales del s.XIX e inicios del XX.
Sinopsis
Andrés Hurtado es un estudiante de medicina bastante
pesimista, obstinado pensador y observador de todo defecto o impureza en el ser
humano. Su paso por la vida le irá mostrando el lado más oscuro de la sociedad
española de su época. Entre tanto, de la mano de su tío Iturrioz, irá tratando
de comprender de forma filosófica los porqués de la vida y la diferencia entre
la verdad subjetiva y la verdad científica, cuyas diferencias analiza mientras
pasa los días entre la incultura de las gentes del campo, el caciquismo, la
ignorancia y la corrupción y suciedad moral de los habitantes de Madrid.
A quien
pueda interesar (opinión personal)
España y su irrefrenable y aparentemente
irremediable tendencia al separatismo y al egoísmo puro y duro:
Desde tiempos inmemoriales, en nuestro país se
han dado cientos de casos de división política y social, arrastrados por el
afán de poder no solo de la monarquía absolutista desde el reinado de Isabel y
Fernando, pasando por las guerras Carlistas entre seguidores de Carlos María
Isidro, hermano de Fernando VII, y seguidores de Isabel II (la de los tristes
destinos) y analizando el comportamiento del mismo pueblo durante la guerra
civil, una de las causas de la derrota de la república frente al levantamiento
de las tropas africanas. Y es que, por lo visto, no somos capaces de remar en
el mismo sentido haciendo que el rico, el poderoso, lo sea cada vez más y el
ignorante, el analfabeto y el proletario; lo sean en aumento de forma creciente
y correlativa. Como bien dice en este libro Pío Baroja en boca del personaje
Iturrioz, tío de Andrés Hurtado (el protagonista), el que nace inculto se
condiciona al esclavismo y el que nace en una familia poderosa tenderá a seguir
siéndolo. Cada cual se acomoda en su posición y no tiene intención ni de
mejorarla ni de ayudar al otro a cambiarla.
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Pío Baroja |
Personalmente me preocupa que después de cientos
de años de supuesta evolución y a pesar de las supuestas mejoras en cuanto a
educación, recursos sanitarios, defensa o cultura general, sigamos sumidos en
una pasividad tan enorme. Vivimos anclados en el “es lo que hay”, abocados a
seguir cometiendo los mismos errores que nuestros antepasados. Siento ser tan
pesimista, puede ser que este pensamiento noventayochista, que hemos conocido a
través de la lectura de textos como “El Árbol de la Ciencia”, comparándolo con
la sociedad actual, no esté pasado de moda; sino de la más completa actualidad.
Temas como la incultura, la prostitución o el poder político-social, a mi
entender, no han cambiado tanto, así como el trato e intercambio de favores
entre ricos y el abandono de los pobres. Y no me refiero a la pobreza absoluta,
a la bancarrota a la que muchos están siendo sometidos o han decidido
someterse, me refiero a una pobreza de “clase media”, con acceso a la cultura
en mayor o menor medida, con posibilidades de formación y de búsqueda de
conocimiento, que opta por la dejadez y que se encierra en su propia verdad,
con la que nos sentimos cómodos, sin necesidad de complicarnos la existencia
observando los problemas de la realidad social y sobre todo económica del país,
no como nación, sino como conjunto de seres humanos que, a pesar de ser
individuos cada uno de su padre y de su madre, necesitamos del empuje común
para alcanzar la igualdad de qué tan faltos estamos, privados por otros o
incluso por nuestros nulos aportes a la comunidad.
El último que cierre la puerta…
Flavio Jiménez Lagar DT1-NII CEPA Paulo Freire