SINOPSIS
Imagina un mundo donde los bomberos no apagaran fuegos, sino que
fueran quemando libros. Guy Montag, bombero, se plantea si destruirlos y si la
sociedad en la que vive es algo bueno, después de encontrarse y conocer a su
vecina Clarisse McClellan y que esta le haga tener otra visión sobre los libros y
un pensamiento crítico. Una sociedad marcada por la superficialidad y en la
que ver cómo arden todos esos libros es un espectáculo, hace repensar todo
al protagonista.
COMENTARIO PERSONAL
La verdad es que después de leer este libro me hace replantearme cómo
veían la sociedad hace bastantes años a futuro, hay que pensar que es una
novela escrita en 1953 en la que el escritor imagina un mundo en el que la
cultura y el pensamiento crítico dejan de estar bien vistos. Creo, como luego
veréis en uno de mis fragmentos favoritos, que ya hemos llegado a que todo lo
tenemos en un Reel de cualquier red social, todo lo queremos resumido y cada
vez nos preocupamos menos por leer, contrastar y tener pensamiento crítico.
Estamos presenciando cómo nos llegan a decir que la historia escrita es falsa o
no coincide con la realidad y hay gente que compra ese relato.
He llegado a leer, como si fuera un libro escrito hace poco, cómo nos
quedamos atónitos y nos volvemos morbosos, “cotillas” cuando en una de las
pantallas que manejamos a diario nos muestran un accidente o algo mas
grave, cómo la sociedad del libro se queda embobada cuando les muestran la
quema de los libros y cómo demuestra que, al no tener ese pensamiento crítico, siguen la corriente a quien decide por ellos, una novela en la que leer o tener
libros está mal visto, en la que la familia es la que sale por la tele y hasta las
guerras son exprés, en ella los “rebeldes” leen libros y los recuerdan para que, cuando los destruyan todos, poder enseñarle al mundo todo lo que han
quemado.
Guy Montag el bombero protagonista, Clarisse McClellan su vecina y
personaje que abre los ojos al Bombero, la esposa de este Mildred, que vive
obnubilada por esa cuarta pared y el capitán de los bomberos Beatty que
reniega de los libros, pero sabe fragmentos de las obras literarias mas
importantes de la historia, hacen de esta historia un planteamiento de cómo
afrontar una vida sin cultura. Los rebeldes que se encuentra el bombero serán
los que plantean cómo hacer para que todo no se olvide y no sea quemado.
Hace pocos días han descubierto un ejemplar de (La Colmena) escrita por
Camilo José Cela que mandaron a la oficina censuradora, libro que fue
rechazado en la dictadura y Cela tuvo que reescribir para poder publicarlo. Su
original nunca fue publicado porque alguien decidió que no era idóneo para la
sociedad, así que ha sido como vivir el libro en la realidad.
Este es uno de mis fragmentos favoritos:
» Píntate la escena. El hombre del siglo XIX con sus caballos, sus carretas, sus
perros: movimiento lento. Luego, el siglo XX: cámara rápida. Libros más
cortos. Condensaciones. Digestos. Formato chico. La mordaza, la instantánea.
» Los clásicos reducidos a audiciones de radio de quince minutos; reducidos
otra vez a una columna impresa de dos minutos, resumidos luego en un
diccionario en diez o doce líneas. Exagero, por supuesto. Los diccionarios eran
obras de consulta. Pero muchos sólo conocían Hamlet [...], muchos, repito, sólo
conocían de Hamlet un resumen de una página en un libro que decía: «Ahora
usted puede leer todos los clásicos. Lúzcase en sociedad». ¿Comprendes? Del
jardín de infancia al colegio, y vuelta al jardín de infancia. Ése ha sido el
desarrollo espiritual del hombre durante los últimos cinco siglos.
» Cámara rápida, Montag. [...] Resúmenes, resúmenes, resúmenes. ¿La
política? Una columna, dos frases, un titular. Luego, en pleno aire, ¡todo
desaparece! ¡Las manos de los editores, explotadores, directores de radio
bombean y bombean, y la mente del hombre gira con tanta rapidez que el
movimiento centrífugo lo libra de todo pensamiento inútil, de días y días
malgastados!
» Se abreviaron los años de estudios, se relajó la disciplina, se dejó de lado la
historia, la filosofía y el lenguaje. Las letras y la gramática fueron abandonadas,
poco a poco, poco a poco, hasta que se olvidó por completo. La vida es lo
inmediato, sólo el trabajo importa. Divertirse, sí, pero después del trabajo. ¿Por
qué aprender algo salvo apretar botones, insertar llaves, ajustar tornillos y
tuercas?
» La cremallera reemplazó al botón, y el hombre no tiene tiempo para pensar
mientras se viste a la hora del alba, una hora filosófica, y por lo tanto una hora
melancólica.
» La vida se redujo a ruidos e interjecciones, Montag. ¡Solo bum, pam y uf!
Luis Díaz Asensio, N2 Distancia (turno de mañana)