La mañana empieza pronto, fresca y oscura, ya que todavía no ha amanecido y aún
permanecen encendidas las luces de las farolas, y el relente de la mañana hace que más
de uno se piense si ha elegido bien la ropa.
Enseguida te vas encontrando con los compañeros con los que vas a hacer la ruta; no tardan en salir los primeros típicos comentarios...
—A ver cómo vamos hoy de deprisa.—dice uno.
Enseguida te vas encontrando con los compañeros con los que vas a hacer la ruta; no tardan en salir los primeros típicos comentarios...
—A ver cómo vamos hoy de deprisa.—dice uno.
—Hoy tranquilos, que he tenido una semana dura en el trabajo y decimos que vamos
tranquilos y acabamos reventados —murmura otro.
—Pues yo no puedo ir a paso de tortuga, que tengo que ir a comer a casa de mi suegra —comenta el más preparado del grupo, insinuando que va a ir deprisa.
—Pues yo no puedo ir a paso de tortuga, que tengo que ir a comer a casa de mi suegra —comenta el más preparado del grupo, insinuando que va a ir deprisa.
Con el propósito de pasar una buena mañana de deporte, risas y algún que otro enfado, todo transcurre con normalidad; el grupo colabora y la marcha es a un ritmo tranquilo pero constante, lo que hace que no haya ningún rezagado.
La mañana acaba tomando algún refresco con y sin alcohol; las charlas continúan con anécdotas de todos los ámbitos de la vida. Para mí es el mejor momento del día, porque además de hacer deporte, estás compartiendo cosas con compañeros que no están a diario en tu vida.
Juan Jesús López Serrano, N2 Semipresencial

Muchas gracias Juan Jesús por compartir tu experiencia, me ha venido el recuerdo de como mí padre me hizo perder el miedo. Me tiró por una cuesta empedrada y crucé la carretera de la aldea alcarreña donde pasábamos unos días del mes de agosto. Ese día perdí el miedo a la bici y se lo cogí a mí padre. Él siempre dice que me enseñó a montar pero yo sé que era la bici la que me llevó a mí y probablemente Dios con nosotros.
ResponderEliminarDesde esa experiencia choque tanto con la bici como con las vicisitudes de la vida .Me quedo con los golpes en bici.
Gracias a ti María Jesús por leerlo y eternamente agradecido que te recuerde a tu juventud y a ese atrevimiento por parte de tu padre.
ResponderEliminar"Deporte, naturaleza, desconexión, amigos, risas....y alguna que otra agujeta. Una experiencia que sin duda volvería a repetir"
ResponderEliminarLo mejor es el después de la bici....
ResponderEliminar