Robinson Crusoe es una novela de aventuras escrita por Daniel Defoe publicada en 1719 y
se considera la primera novela inglesa.
SINOPSIS
Narra las aventuras del joven Robinson Crusoe, un náufrago inglés que pasa 28 años en una
isla tropical, donde a pesar de las dificultades, logra sobrevivir.
OPINIÓN PERSONAL
Todo un clásico de aventuras que hay que leer, la novela del náufrago por antonomasia.
Es
una lectura muy evocadora y reflexiva, espiritual, amena y de fácil lectura, descripción rica
en detalles, un vocabulario elegante, magnifica redacción, pero que a la vez se enreda con
muchas descripciones y datos innecesarios, donde hay momentos que hacen la lectura densa.
Consta de dos partes totalmente diferentes. Una primera donde es un viajero y un
visitante de su isla y una segunda, la conocida por todo el mundo, un náufrago solo en una
isla.
Es interesante la evolución de la historia personal que va viviendo el protagonista, te
hace meterte de lleno en una isla solitaria, ver como con imaginación se puede vivir con
pocos recursos, cómo hace frente a los avatares de la supervivencia en la isla. El instinto de
supervivencia. Cómo se desenvuelve y sobrevive en una isla sin volverse loco, durante veintiocho años interminables. Se autoconvence de su desdicha es una penitencia, guiada por la
providencia.
En la segunda parte, más interesante, el libro nos cuenta cómo se relaciona
con los personajes que más tarde entran en juego. Su miedo a los nativos americanos
caníbales, los españoles e ingleses náufragos. Mención especial a Viernes, un indígena a
punto de ser devorado, que termina siendo el “esclavo” de Robinson.
Hay que tener en
cuenta en la época que fue escrito, sobre ciertas ideas, algunas cosas bastante anacrónicas
hoy en día, que muestran nuestro rechazo: defensa de la esclavitud y excesivo énfasis
religioso.
FRAGMENTO FAVORITO
Cuando bajé la colina hasta el extremo de la isla en el que no había estado nunca, tenía la
certeza de que haber visto la huella de una pisada de hombre no era tan extraño como me lo
había imaginado […]. Pero cuando descendí de la colina a la playa, me llevé una sorpresa
que me dejó absolutamente confundido y perplejo. Me resulta imposible explicar el horror
que sentí cuando vi, sobre la orilla, un despliegue de calaveras, pies y demás huesos de
cuerpos humanos y, en particular, los restos de un lugar donde habían hecho una fogata, en
una especie de ruedo, donde acaso aquellos innobles salvajes se sentaron a consumir su
festín humano, con los cuerpos de sus semejantes.
Jose Jérez, N2 AT